La anorexia y la bulimia aumenta en hombres y hay casos de niños de 8 años

La asociación de bulimia y anorexia de Galicia (Abagal) reclamó ayer la creación de una Unidad de Desórdenes Alimentarios en Vigo para dar un mejor servicio a los afectados y a sus familias, puesto que actualmente la única que existe está en Santiago. Según los últimos datos de que disponen y que datan de 2007, esta unidad atendió a 169 personas y tiene una lista de espera para la primera cita de dos meses. También informaron que dispone de 16 plazas de hospitalización contando endocrinología, psiquiatría y hospital de día. Sin embargo, desde el Sergas informaron ayer que, aunque en Vigo no existe una unidad constituida como tal, la atención a estos pacientes está garantizada y que existen dos consultas específicas, una en el Xeral y otra en el Meixoeiro, ambas de endocrino pero en las que también se implican psicólogos y psiquiatras. También en Vigo es posible el ingreso de los pacientes que lo necesitan y Sanidad señala que sólo un mínimo porcentaje se derivan a Santiago cuando son casos muy complicados. Por otro lado, reclaman una mayor participación de la Consellería de Educación en los programas de prevención que realizan en colegios e institutos y en los que inciden en una alimentación adecuada, la autoestima, las habilidades sociales y los ‘engaños’ de los medios de comunicación. Con estas campañas llegan cada año a 500 escolares y es una parte más de su trabajo, que incluye grupos de autoayuda para padres, tratamientos complementarios, talleres de búsqueda activa de empleo o la organización de una gala benéfica anual en febrero en la que también hay un desfile con modelos ‘de todas las tallas, porque no hace falta un cuerpo 10 para ser feliz’. Esta asociación atiende a 200 usuarios, sin contar las llamadas que atiende y las actividades escolares. La anorexia y la bulimia es más frecuente en mujeres, pero se está notando un aumento entre los hombres y afecta cada vez a edades más tempranas con casos de niños de 8 años. El tratamiento de estos enfermos puede durar de 2 a 5 años y es físico o farmacológico, pero también psicológico puesto que ‘tienen ideas que han elaborado durante años y es difícil cambiarlas’. También es difícil para los padres que deben aprender a convivir con la enfermedad (‘pueden estar un mes bien y un mes mal’) y no suelen encontrar respaldo social, según explica el vocal de la asociación y padre de una persona anoréxica, Ramón Sendón.